En la práctica del Trabajo Social, el concepto tradicional de diagnóstico remite a una sencilla fórmula: un profesional con una determinada competencia vinculada al saber y al hacer,emite un juicio en el cual se ha sintetizado e interpretado la naturaleza y la magnitud de las dificultades-necesidades de una persona, familia, grupo o comunidad. Esta visión no incorpora la dimensión relacional y cooperativa del encuentro entre el
profesional y la persona en el marco de una relación de ayuda.
Este artículo considera los desarrollos epistemológicos que se han planteado desde la perspectiva de la complejidad (Morin, 1981, 2009; Maturana y Varela, 2004), las tesis del Constructivismo (Piaget, 1971, 1978), el Construccionismo Social (Goolishian y Anderson,1990) y especialmente, las vanguardias de la práctica del Trabajo Social (de Shazer, 1982,1985, 2009; White y Epston, 1990; White, 1995; Selekman,1993).
Desde la cibernética de segundo orden, la de los sistemas observantes, lo que los profesionales creemos, pensamos y valoramos (como profesionales y como personas), influye en la visión que vamos a construir de la persona/familia. Si la subjetividad se da, ¿que impide que la valoración de la situación problema pueda ser co-construirla colaborativamente entre el profesional y sus clientes?. Desde esta perspectiva, cabe hablar de diagnóstico colaborativo.
El trabajo recoge los resultados de la aplicación práctica, en condiciones experimentales y en la práctica cotidiana de profesionales, de los criterios para desarrollar una co-diagnóstico. Es útil para guiar las conversaciones con los clientes y está abierto a los ajustes que cada relación necesite en su contexto.
Campos-Vidal, J., Cardona-Cardona, J., & Cuartero-Castañer, M. (2017). El diagnóstico relacional colaborativo (I). Alternativas. Cuadernos de Trabajo Social, 0(24), 67-90. doi:https://doi.org/10.14198/ALTERN2017.24.05
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