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Pobreza energética y trabajo social sanitario

Puede que al lector de esta entrada le despiste el título, porque habitualmente la pobreza energética se relaciona directamente con los servicios sociales, por la falta de recursos económicos del ciudadano. Pero hay un amplio campo de consecuencias en la salud derivadas de la pobreza energética y que se atiende en los centros sanitarios y, por lo tanto, las trabajadoras sociales sanitarias deben trabajar en la detección de este tipo de pobreza, por los efectos sanitarios que produce la misma.

Por otra parte, existe un amplio campo denominado “dependencia energética”, más allá del hecho de precisar el suministro eléctrico por estar unido a un equipo médico. Dada la amplitud de esta entrada, dejo para el siguiente post, la definición de este concepto.

Y al final de la entrada, espero poder dar respuesta a la función de la trabajadora social sanitaria en este campo. Vamos allá.

¿Cómo se define pobreza energética?

No existe una definición consensuada del concepto pero sí muchas aproximaciones.

La OMS define la pobreza energética como “la incapacidad de un hogar de satisfacer la cantidad mínima de servicios de energía necesarios para cubrir sus necesidades básicas, como mantener la vivienda en unas condiciones de climatización adecuadas para la salud”. Habitualmente pensamos sólo en términos de mantener la calidez de la vivienda en invierno, pero también debe incluir el acceso a sistemas de refrigeración en verano con el objetivo de mantener temperaturas adecuadas durante todo el año (1).

Existen 3 factores fundamentales que generan esta precariedad energética: la falta de recursos económicos, los precios elevados de la energía y la baja eficiencia energética del hogar.

Otras definiciones de pobreza energética ponen el énfasis en el acceso a la energía, por problemas de suministro eléctrico o de gas, pero esta definición es más propia de países en fase de desarrollo.

En la actualidad, pero, se está ampliando el término de pobreza energética y se habla ya de vulnerabilidad energética, definida como “la probabilidad de que un hogar esté en una situación en la que no disponga de una cantidad adecuada de servicios de energía” (2). Este nuevo concepto permite una comprensión más dinámica del fenómeno según la cual los hogares sufren pobreza energética en momentos concretos, que pueden ser consecuencia de cambios en la unidad familiar o por cambios externos (como por ejemplo el cambio en los criterios de asignación del bono social -del cual hablaré más adelante, y el aumento de los precios de la energía a escala nacional o global).

Ahora bien, ¿qué efecto tiene en la salud la pobreza energética?

La pobreza energética se relaciona con una mayor prevalencia de ciertas enfermedades que afectan más intensamente a poblaciones vulnerables, como ancianos y niños. Marmot y su equipo, en 2011 (3), la asocian a los siguientes impactos en salud:

  • Problemas respiratorios
  • Dificultades para ganar peso en niños
  • Mayor incidencia de problemas de salud mental
  • Mayor prevalencia de gripe y resfriado
  • Peores condiciones físicas en personas con artritis y reumatismo
  • Empeoramiento de la dieta
  • Riesgo de muerte prematura en personas de edad avanzada

Y es que habitar en una vivienda con temperaturas por debajo de niveles recomendables (entre 18 y 20ºC según la OMS) puede comportar los siguientes efectos en la salud:

  • Problemas respiratorios al vivir a temperaturas inferiores a 16 grados en el hogar
  • Problemas cardiovasculares al vivir en una casa por debajo de 12 grados
  • Hipotermia al vivir por debajo de los 6 grados de forma prolongada

La legislación española al respecto

En España existen 3 grandes normas:

  • Ley 54/1997, de 27 de noviembre, del Sector Eléctrico (4): liberalización del mercado eléctrico.
  • Ley 24/2013, de 26 de diciembre, del Sector Eléctrico (5): establecimiento del bono social y creación del concepto “dependencia energética”.
  • Real Decreto 897/2017, de 6 de octubre, por el que se regula la figura del consumidor vulnerable, el bono social y otras medidas de protección para los consumidores domésticos de energía eléctrica (6): desarrollo de la Ley 24/2013, modificando y desarrollando el bono social y formulando la definición de consumidor vulnerable.

El bono social

El Real Decreto 897/2017, de 6 de octubre, regula, en su artículo 3, la figura del consumidor vulnerable. Básicamente obtendrán descuentos del 25% en su factura quienes estén en condición de “vulnerable” y del 40% si se considera “vulnerabilidad severa”. Esta se mide en función de la renta anual con relación al IPREM junto a otras circunstancias (por ejemplo familias numerosas o familias compuestas por pensionistas).

En el blog de “Los ojos de Hipatia” tiene ampliamente explicado el tema y definidas las consecuencias de este bono social que evitará el corte de suministro de energía a los vulnerables severos “¡si los servicios sociales (locales o autonómicos) abonan la factura!”. Por tanto, no me extenderé en este aspecto.

Y como trabajadora sociales sanitarias, ¿que hacemos con todo lo explicado hasta ahora?

Es imprescindible hacer la detección de posible pobreza energética en la consulta o en domicilio, y facilitar argumentos y formación al resto de profesionales sanitarios para aumentar la detección).

Será necesario sensibilizar a los profesionales sanitarios para que estén alerta de aquellos indicadores clínicos que pueden ser indicativos de pobreza energética. Estos indicadores por si solos no determinan objetivamente la situación de pobreza energética, pero su presencia nos tiene que alertar. Habrá que confirmar la situación con una pregunta de verificación.

Los indicadores clínicos son diferentes según la época del año. En invierno podemos encontrar:

  • Casos de bronquitis prolongadas, o de repetición en un mismo invierno
  • Enfermedades respiratorias (por ejemplo, asma o infecciones) que se agravan en esta época del año
  • Pie diabético con úlceras que no curan
  • Personas a las que se descompensa la tensión arterial en invierno (o ingresos de urgencia) o empeoramiento de enfermedad cardiovascular y trombosis
  • Dolores articulares que se agravan en invierno
  • Personas (sobre todo mayores) que se acuestan muy temprano (porque tienen frío) y se despiertan de madrugada sin poder volver a dormir
  • Personas que presentan falta evidente de higiene
  • Niños que tienen dificultad para aumentar de peso
  • Mayor incidencia de depresión o estrés en invierno

Y en verano:

  • Cuadros de deshidratación
  • Calambres en abdomen y extremidades
  • Desvanecimiento (síncope)
  • Golpe de calor
  • Problemas de sueño por ruido al abrir ventanas o pasar demasiado calor por la noche
  • Nerviosismo y estados de ánimo alterados

También nos podemos encontrar situaciones no estacionales, que nos pueden alertar de forma genérica. Éstas son:

  • Personas que comen muchos bocadillos
  • Personas que consumen muchas latas / botes de conserva / legumbres cocidas

Una vez detectada el indicador clínico debemos intentar identificar si se trata de una situación real de vulnerabilidad energética. Esta verificación se hace a través de la conversación informal con la persona a través de algunas preguntas que nos pueden ayudar a aclarar si la detección es positiva o no. A modo de ejemplo, algunas preguntas podrían ser:

  • ¿Pasa mucho frío, en casa?
  • Cuando se pone en la cama, ¿la nota húmeda?
  • ¿Tiene agua caliente para ducharse?
  • ¿Le cuesta pagar las facturas?
  • ¿Le cuesta mucho dormir por las noches de verano?
  • ¿Pasa mucho calor en casa durante todo el día y la noche?
  • ¿No cocina porque las facturas le suben mucho?

Pese detectar una o varias alertas y obtener una respuesta positiva a las preguntas de verificación, no es tarea de las trabajadoras sociales sanitarias ni del equipo médico-enfermera afirmar categóricamente que hay un caso de pobreza energética.

Estas situaciones deberían ser derivadas a los puntos de asesoramiento energético, si existen, o bien a los servicios sociales.

En cuanto a la detección de vulnerabilidad energética en el domicilio, habría que incluir en el procedimiento de atención domiciliaria, la comprobación de algunos aspectos como:

  • Presencia de humedades en las paredes o techo
  • Condensación en las ventanas (gotas en la parte interior del cristal)
  • Cierres (ventanas / puertas) deficientes por las que pasa aire.
  • Sensación de frío (o calor en meses de verano) en el interior de la casa
  • Falta de iluminación (faltan bombillas en las lámparas o están desenroscadas)
  • Red eléctrica pinchada desde el exterior
  • Presencia de velas en uso

Si encontramos dispositivos sanitarios debemos pensar que, aparte de poder tener vulnerabilidad energética, son dependientes energéticos, habrá que hacer las acciones para proteger del corte de suministro energético, pero eso lo veremos en la siguiente entrada.

Referencias:

1- Redução das desigualdades no período de uma geração. http://www.who.int/eportuguese/publications/Reducao_desigualdades_relatorio2010.pdf

2. BOUZAROVSKI, S. y PETROVA, S. (2015). «A global perspective on domestic energy deprivation: Overcoming the energy poverty–fuel poverty binary», Energy Research and Social Science 10, 31–40. https://doi.org/10.1016/j.erss.2015.06.007. Disponible 01/07/2019 en https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S221462961500078X


3- MARMOT REVIEW TEAM (2011): The health impacts of cold homes and fuel poverty, London: Friends of the Earth & the Marmot Review Team. Disponible el 29/11/2017 en http://beatcold.org.uk/wp-content/uploads/2011/08/bmj.d2807.full_.pdf

4- Ley 54/1997, de 27 de noviembre, del Sector Eléctrico: liberalización del mercado eléctrico. https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-1997-25340

5- Ley 24/2013, de 26 de diciembre, del Sector Eléctrico. https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2013-13645&p=20161224&tn=1

6- Real Decreto 897/2017, de 6 de octubre, por el que se regula la figura del consumidor vulnerable, el bono social y otras medidas de protección para los consumidores domésticos de energía eléctrica. https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2017-11505

Webs:

http://www.cienciasambientales.org.es/

http://www.pobrezaenergetica.info/
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