El pasado sábado 18 de abril de 2018 participé como ponente en las III Jornadas del Colegio Oficial de Terapeutas Ocupacionales de Cataluña (COTOC), con el encargo de dar mi visión de la terapia ocupacional desde el trabajo social sanitario. Esta es mi ponencia. Espero que os guste.
Carles Capdevila, periodista que murió en junio del año 2017 después de una larga enfermedad decía, entre otras muchas cosas interesantes, “Allí donde hay un educador social o un trabajador social hay una mirada global y artesana, de reparación”. Estoy convencido de que Carles no conocía la Terapia Ocupacional, porque seguro que hubiera incorporado a los terapeutas ocupacionales (TO) en esta definición.
La mirada global que hace la trabajadora social sanitaria (TSS), tanto a domicilio como en la consulta, implica ir más allá de una valoración social estricta. Es decir, mirar los ámbitos de convivencia (con quién convive, parentesco, etc.), economía (cuánto ingresa a nivel personal y familiar), vivienda (si ésta es de propiedad o alquiler, es rural o urbana, es un piso o es una habitación, etc.) y laboral (si trabaja o es pensionista, etc.). Esto no nos aporta casi nada… Y de hecho lo puede hacer cualquier profesional: su médico o su enfermera de familia, que lo conocen hace tiempo, conocen esa información en mayor o menor grado. La aportación de la TSS es el diagnóstico social sanitario que complementa el diagnóstico médico y de enfermería. Por lo tanto, aporta un plan de trabajo (conjunto con el resto de personal sanitario) a corto, medio o largo plazo, para afrontar el malestar psicosocial que supone la enfermedad, evitando así múltiples visitas y complicaciones.
Las TSS en los centros de salud no somos, exclusivamente, dispensadoras de recursos y vamos más allá. Si tenemos una persona enfrente es porque un problema de salud ha trastornado su vida y necesita una reestructuración. Es esta la mirada global que aportamos. Para poder hacer el diagnóstico social también necesitamos conocer la esfera emocional (su estado anímico, su capacidad de resiliencia, etc.), los recursos personales que dispone (grado de alfabetización, autoadministración, entusiasmo, etc.), los deseos personales y el conocimiento que tiene la persona de la enfermedad.
Las TSS conocemos bien la enfermedad y sabemos cómo se desarrolla. Conocemos su trayectoria y lo que pasará durante su evolución, en sus distintas fases. Y aportamos en cada momento lo que necesita la persona: el apoyo emocional, el acompañamiento, el voluntario y, si es necesario, el recurso. En este sentido nuestra mirada es artesana, como decía Carles Capdevila. Y es también de reparación, porque esa persona que ha sufrido un accidente vascular cerebral necesita un apoyo psicosocial dado que le ha cambiado su vida, por ejemplo, y hay que readaptar roles en su misma y en la de su familia, acompañar el duelo cuando llega la muerte, etc. Es una reparación sutil, pero potente.
¿Y la mirada global que hace un TO? Los TO son especialistas en el análisis e intervención sobre la persona, el empleo y el entorno. Pero ¿qué sería esta mirada sólo de forma estricta? Mirar cómo está físicamente la persona, en qué ocupa el tiempo ahora, y cómo es su entorno. Y esto lo hacen los TO, pero su mirada global va más allá. Miran cómo la persona puede participar el máximo de tiempo posible en las actividades de la vida diaria, evitando así el deterioro cognitivo, motor y funcional. También estudian que pueda tener un proyecto de vida sano, e intentan favorecer la autonomía en la ocupación significativa. Es decir, qué le gustaba a esa persona y cómo conseguir que lo pueda seguir haciendo. Por tanto, los TO también sois artesanos. Y reparadores… Lo que había dejado de funcionar (aquella actividad que no se podía realizar) ahora ya la puede hacer (con productos de soporte si es preciso).
Veo pues que la terapia ocupacional y el trabajo social sanitario son profesiones hermanas y complementarias.
Las dos nacen en el siglo XIX, pero de una forma diferente a la actual. La terapia ocupacional nace para dar tratamiento a las instituciones destinadas a enfermos mentales, pero aplicando un tratamiento moral. Los trabajadores sociales lo hacemos también participando en organizaciones benéficas. Muy lejos de las profesiones actuales, que se han profesionalizado, por lo que ahora son un grado universitario.
Vuelvo al principio de la entrada. La frase de Carles Capdevila que decía que “donde había un TS había una mirada artesana”. Esta frase me ha hecho pasar por diferentes estados. Por un lado, las cosas artesanas nos gustan a todos. Cuando nos vamos de vacaciones todos pasamos por tiendas de artesanía. Quien no se ha detenido ante un alfarero que hace jarrones con barro en una feria, o ante un ebanista… cualquier oficio artesano es agradable de ver. Pero que a una profesión como la nuestra le digan que es artesana siendo nosotros universitarios, parece que la devalúen.
Ahora bien, cuando profundizamos en el significado de artesano nos dice que “está hecho a mano y siguiendo las técnicas tradicionales”. Por lo tanto, introducen técnicas que pasan de generación en generación. Y aquí es cuando la vuelven a profesionalizar la artesanía. La artesanía es una obra hecha con una técnica. Nosotros, los TO y las TSS también utilizamos técnicas, como la entrevista, la observación o la facilitación.
Por lo tanto, los TO y los TSS profesionalizamos la artesanía.
Cuando una persona con diagnóstico de Alzheimer llega a la consulta de TSS, o bien su cuidador, se encuentra con un profesional que lo acoge. Viene con unas expectativas normalmente equivocadas, pidiendo ayudas para la dependencia, etc.
Toca reajustar expectativas, valorar el grado de evolución de la enfermedad, valorar si se puede hacer psicoestimulación, decidir conjuntamente si quiere hacerla, trabajar en adaptar roles, dar apoyo emocional al cuidador, hablar de opciones legales, etc. Pero todo eso se hará en el momento justo.
Con la TO identificaréis las actividades de interés, trabajaréis para mantener las habilidades sensoriomotrices y cognitivas, trabajaréis el mantenimiento de las actividades de la vida diaria y de las actividades de ocio, y la mejora de la comunicación y adaptarías el entorno.
Ambas profesiones trabajaríamos para la mejora de la calidad de vida de la persona y su familia. Con nuestra intervención alargaremos al máximo su estancia en el domicilio con la máxima calidad de vida y ahorraremos recursos públicos.
Mirad todo lo que podríamos ofrecer en una valoración conjunta:
Y no os digo lo que haríamos si incluyéramos la valoración de la enfermera gestora de casos, o enfermera de familia en su caso, y al médico de familia, haríamos una valoración multidisciplinar casi perfecta.
Tenemos una diferencia: la Ley 44/2003, de 21 de noviembre, de ordenación de profesiones sanitarias, no incluyó el trabajo social sanitario como profesión sanitaria. Y la terapia ocupacional sí lo es. Esto no quiere decir que no estamos trabajando desde muchos ámbitos (colegio profesional, asociaciones, sociedades, etc.) para conseguir este reconocimiento.
Así pues, los TO por definición son sanitarios, y es este sistema el que les debería dar la cabida.
En una sesión clínica dirigida a los TSS en la que participaron 2 TO (gracias al COTOC), nos contaron el caso de una paciente con enfermedad pulmonar obstructiva crónica, sentada en el sofá, encorvada, con mala ventilación pulmonar por la posición que tenía. Esta paciente reingresaba continuamente en el hospital. La intervención del TO a domicilio, mejorando el posicionamiento y la ergonomía, le mejoró la salud. Pero no sólo le mejoró la parte ventilatoria, que era el primer objetivo. Le mejoró también la percepción del entorno, por la posición de una mirada más elevada al tener una posición más erguida y, por tanto, le mejoró la relación con los demás, y el estado de ánimo. Por eso, la mirada de un TO es reparadora, porque va más allá del objetivo de respirar mejor.
Es por ello, que pienso que los TO debéis estar al sistema de salud, a pesar que podáis ocupar otros espacios de otros sistemas del bienestar.
A mí me encantaría poder tener un TO en los centros de atención primaria, haciendo visitas a domicilio conjuntas. Y si pudiéramos añadir a la gestora de casos, o enfermera en su caso, y al médico de familia, haríamos una visita multidisciplinar casi perfecta.
Referencias:
Terapia ocupacional: del siglo XIX al XXI. Historia y concepto de ocupación. http://www.elsevier.es/es-revista-rehabilitacion-120-articulo-terapia-ocupacional-del-siglo-xix-13077308