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Intervención social

La importancia del Trabajo Social Grupal en el ámbito sanitario

El/la Trabajadora Social sanitaria, durante su práctica profesional, en muchas ocasiones acompaña e interviene con personas y familias que padecen una situación de enfermedad incipiente o crónica, con el agravante que ésta les genera una dependencia física y/o psíquica que, normalmente, antes no existía. Además, incluso, sitúa a la persona en una posición de crisis que afecta  a todo el sistema familiar y personal.

A consecuencia del comienzo de estas problemáticas provocadas por el diagnóstico clínico de una enfermedad grave, las estructuras y conductas que envuelven a la persona enferma y a su entorno se ven modificadas en muy poco tiempo sin dejar lugar al proceso de asimilación y comprensión de la nueva realidad. Esto puede originar consecuencias como:

  • Desajustes en las dinámicas familiares;
  • Problemas en la reorganización familiar;
  • Dificultad  en el manejo de la emotividad del cambio y la pérdida;
  • Desconcierto, desolación, aislamiento;
  • Cambios en los patrones de relación y de cuidado;
  • Así como otras problemáticas o necesidades.

Todas estas situaciones descritas generarán, en mayor o menor medida, situaciones de complejidad social que requerirán una respuesta global con una intervención social del/de la Trabajadora Social que combine diversas metodologías de intervención propias de la profesión. En consecuencia, será pertinente el abordaje mediante una metodología grupal.

En este sentido, encontramos autores/as que recalcan el papel del Trabajo Social grupal en el ámbito de la salud. Una de estas autoras es Pilar Porcel:

“El/la profesional del Trabajo Social es quien tiene la capacidad académica y habilidades para modificar actitudes y hacer un buen acompañamiento de las personas delante de situaciones de salud difíciles, pero también tiene capacidad para dinamizar el equipo terapéutico o promover trabajos grupales con colectivos de pacientes que tienen una problemática común o viven situaciones difíciles, modificando vivencias y puntos de vista por el hecho de compartir estas experiencias”.

(Porcel, 2008, pg. 37)

Castro (2015) identifica el Trabajo Social grupal en el ámbito sanitario como una metodología de intervención que genera calidad en la atención y, a su vez, optimiza los recursos profesionales de los servicios de salud, incidiendo en la eficiencia de los/las Trabajadoras Sociales y desmitificando la idea preconcebida, en ocasiones, del trabajo con grupos como una carga añadida a la asistencia.

Parra (2017) elabora una tabla donde recoge una muestra de intervenciones grupales llevadas a cabo y publicadas a nivel internacional durante los años 1990 a 2016. Al contextualizar los grupos en los ámbitos de intervención donde se desarrollaron recogidos en esta tabla, extraemos que 24 de las 48 experiencias identificadas están ubicadas en el ámbito de la salud (50% del total); de estas, 6 se realizaron en España, representando un 12,5% de las experiencias identificadas en dicha tabla.

Además, encontramos que en el documento donde se recogen las funciones del/de la Trabajadora Social en el ámbito de salud del año 2005 elaborado por la Comisión de Salud del Colegio Oficial de Trabajo Social de Catalunya, especifica la necesidad de “promover grupos de autoayuda, socioeducativos y socioterapéuticos dentro del marco de los diferentes ámbitos de salud; para capacitar a las personas enfermas, sus familias y/o cuidadoras” (pg. 21).

En este sentido, podemos situar la intervención del Trabajo Social grupal en el ámbito de la salud dirigida a las personas y a sus familias como una metodología necesaria para el trabajo en el momento de la aparición de una enfermedad. En esta fase la persona y/o la familia se sitúa en una posición de crisis que afecta a todo su sistema y contexto, surgiendo la necesidad de empoderar, potenciar capacidades y trabajar la emotividad de la situación. Por ello, la intervención grupal se describe como la estrategia profesional ideal para contrarrestar los síntomas derivados de las pérdidas y  otras experiencias traumáticas (Segrits, 2008).

Las redes de soporte que se crean mediante las intervenciones grupales pueden ser un recurso importante para desarrollar la capacidad de afrontar los problemas. Además, pueden reforzar conductas saludables e influir en la recuperación de estadios precarios de salud (Mondragón y Trigueros, 1999). Los grupos favorecen la expresión de emociones y sentimientos, desarrollan la capacidad de escucha, de pensar, de analizar las situaciones y los conflictos (Rossell y Alegre, 2013). La experiencia de grupo proporciona el poder para tomar consciencia sobre las propias situaciones de vida (Parra, 2012), el grupo ayuda a los participantes a incorporar relaciones y experiencias positivas para utilizar fuera de éste (Alissi, 2001).

Esta teoría de intervención grupal aplicada al ámbito de la salud la relacionamos con los enfoques de empoderamiento; ya que, como bien apuntaba Ninacs (2008), las intervenciones desde la perspectiva del empoderamiento se fundamentan en la creencia que las personas que experimentan una situación de adversidad son las mejor situadas para identificar las soluciones a la misma (Parra, 2014). Se podría decir que el grupo se construye primero como un espacio de contención y segundo como un recurso socio-relacional  para los participantes. Este hecho, para las personas que padecen alguna enfermedad invalidante con discapacidad y/o dependencia y sus familiares, es totalmente necesario en el proceso de rehabilitación o de acompañamiento.

La intervención grupal aplicada en salud permite que, tanto las personas con patologías como sus familias, conozcan con más detenimiento la enfermedad que padecen y la afectación que puede tener en el día a día de cada uno. También facilita la expresión de los sentimientos que se viven, de los miedos que tienen, de la angustia mirando al futuro y, sobre todo, el hecho de compartirlo con otras personas que están en la misma situación (Castro, 2015).

A continuación, se recogen aspectos del entorno cuidador y de las personas con patologías susceptibles de trabajar en grupo:

  • Análisis de las circunstancias que han llevado a la persona cuidadora a ejercer esta función y de las dificultades/potencialidades que existen en el cuidado, así de la voluntad de continuar con el rol adquirido.
  • Impacto emocional derivado del ejercicio de cuidar y de la pérdida de autonomía.
  • Distribución de roles y cambios generados por la enfermedad en la dinámica familiar.
  • Información entorno a la existencia de barreras arquitectónicas en el domicilio y de necesidad de adaptaciones; acceso a recursos y equipamientos disponibles.
  • Prevención de duelos complicados.
  • Trabajar el proceso adaptativo a la nueva situación.
  • Valoración del riesgo de sobrecarga familiar.

Para finalizar este artículo y dando respuesta al título, “la importancia del Trabajo Social grupal en el ámbito sanitario”, resaltamos que uno de los beneficios de esta metodología es el movimiento que ejercen los factores terapéuticos en los/las miembros del grupo hacia el cambio según el objetivo de trabajo marcado previamente; cambios en el contexto, en la conducta, en la actitud, en las circunstancias… Estos factores terapéuticos son clave para el éxito de la intervención grupal.  

Así que, contamos con una herramienta potente de trabajo que debemos explotar en nuestra práctica profesional para complementar con la atención individual y familiar, aumentando la calidad de los planes de trabajo establecidos.

Bibliografía:
Alissi, A.S. (2001). The social group work tradition: Toward social Justice a Free Society. Social Group Work FoAlissi, Albert S., "The Social Group Work Tradition: Toward Social Justice a Free Society" (2001). Social Group Work Foundation Occasional Papers. 1. https://opencommons.uconn.edu/sw_op/1
Castro, J. (2015). Diseño de una intervención grupal para pacientes afectados de ictus y sus familias ingresadas en centro sociosanitario. [Trabajo final de Máster, Universidad de Barcelona].
Comisión de Salud del Colegio Oficial de Diplomados en Trabajo Social y Asistentes Sociales de Cataluña. (2005). Funciones y competencias de los Trabajadores Sociales del campo sanitario. Barcelona. https://www.tscat.cat/content/funcions-i-competencies-dels-treballadors-socials-del-camp-sanitari
Mondragón, J. y Trigueros, I. (1999). Manual de prácticas de trabajo social en el campo de la salud. Madrid: Siglo XXI.
Ninacs, W.A. (2008). Empowerment et intervention : Développement de la capacité d’agir et de la solidarité. Québec. Les presses de l’Université Laval.
Parra, B. (2012). Estudio sobre los factores de cambio en grupos socioeducativos de familias de acogida extensa. Portularia, vol. XII extra, 131-139 http://hdl.handle.net/2445/116859
Parra, B. (2014). Una revisió del treball social grupal. Revista de Treball Social, 201-23-29 https://www.revistarts.com/article/una-revisio-del-treball-social-grupal
Parra, B. (2017) El Trabajo Social de grupo en la actualidad: La utilización de los vínculos para la promoción del cambio social [Tesis de doctorado, Universidad de Barcelona]. http://diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/121897/1/MBPR_TESIS.pdf
Porcel, P. (2008). El trabajo social en el ámbito de la salud: un valor añadido. Barcelona: Acadèmia de ciències Mèdiques i de la Salut de Catalunya i de Balears.
Rossell, T i Alegre, R. M. (2013). Trabajo Social con grupos de personas usuarias de los servicios de bienestar social. Trabajo Social y Salud, 75, 67-101.
Segrist, K. A. (2008). Impact of Support Groups on Well-Being of Older Women. Journal of Gerontological Social Work, 51, 162-178 https://doi.org/10.1080/01634370801967547

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