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Daño cerebral adquirido

Daño cerebral adquirido: Importancia del trabajo social en la rehabilitación

Conoce las funciones del trabajo social en el daño cerebral adquirido y la importancia que tiene estos/as profesionales en equipos de rehabilitación.

INTRODUCCIÓN

Este artículo se centrará en conocer las funciones llevadas a cabo desde el área de trabajo social en un centro integral de rehabilitación, como CIRON, reflejando la importancia que tiene estos/as profesionales en este tipo de centros.

CIRON es un Centro Integral de Rehabilitación para personas con déficits motores, cognitivos o sociales, provocados por cualquier etiología, sea neurológica o no.

Se centra en proporcionar una atención integral a los pacientes desde diferentes áreas; fisioterapia, logopedia, psicología/neuropsicología, terapia ocupacional, médico rehabilitador, nutricionista, psiquiatría, trabajo social, etc. por lo tanto se puede afirmar que está formado por un equipo multidisciplinar que trabaja en conjunto con el objetivo de conseguir la mayor autonomía de la persona, mejorando su calidad de vida, teniendo en cuenta sus necesidades a lo largo de todo el proceso de rehabilitación.

Las personas que necesitan este tipo de rehabilitación son, generalmente, aquellas que han sufrido un Daño Cerebral Adquirido o que padezcan una enfermedad neurodegenerativa, como Esclerosis Múltiple, Esclerosis Lateral Amiotrófica, Parkinson o Alzheimer; aunque también se atienden patologías no neurológicas como lesiones medulares,  alteraciones del desarrollo y del aprendizaje, trastorno de déficit de atención e hiperactividad, trastornos generalizados del desarrollo, trastorno del espectro autista, atención temprana o alteraciones conductuales, entre otras.

Las patologías que causan mayor dependencia son las producidas por un Daño Cerebral Adquirido, lesión medular o enfermedades neurodegenerativas.

El Daño Cerebral Adquirido es una lesión producida en el cerebro, posterior al nacimiento. El origen del Daño cerebral adquidido se debe a lesiones cerebrales súbitas, causadas por accidentes cerebrovasculares (ictus), traumatismos craneoencefálicos, anoxias cerebrales, tumores e infecciones cerebrales. El Daño cerebral adquidido provoca alteraciones en la vida diaria de la persona que lo sufre, tanto en aspectos físicos y sensoriales como cognitivos y emocionales (Quezada García et al., 2017) (Ríos lago et al., 2008). 

Por otra parte, las enfermedades neurodegenerativas afectan al sistema nervioso central y se caracterizan por una pérdida neuronal progresiva en áreas concretas cerebrales o sistemas anatomofuncionales (Torrell, 2015).

Daño cerebral adquirido DCA

Con el daño cerebral adquirido se producen cambios en la funcionalidad de la persona a nivel motor y cognitivo, entre otros, y afectar a su calidad de vida en los principales aspectos: físico, social y psicológico; se puede desencadenar una situación de dependencia en la que la persona afectada necesite ayuda para realizar las actividades básicas de la vida diaria (ABVD).

Destacar que el ictus es la primera causa de discapacidad en España, predominando en personas entre 60 y 69 años (Romero, Llisterri, Turégano, Cinza, Muñoz, Silvero., et al, 2019) y la EM es la causa más frecuente de discapacidad no traumática en adultos jóvenes, comenzando entre los 20 y 40 años (J.E. Meca Lallana, S. Martínez Yélamos, S. Eichau et al.).

DEPENDENCIA

La discapacidad derivada del Daño cerebral adquidido, puede llevar a la persona a encontrarse en situación de dependencia, definida  por la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia, como el estado de carácter permanente en el que se encuentran aquellas personas que, por razones derivadas de la edad, la enfermedad o discapacidad y ligadas a la falta o a la pérdida de autonomía física, mental, intelectual o sensorial, precisan de la atención de otra u otras personas para realizar ABVD o de otros apoyos para su autonomía personal.

La situación de dependencia se clasifica en tres grados en función de la intensidad de apoyo que necesite para realizar las ABVD; Grado I: dependencia moderada, grado II: dependencia severa y grado III: gran dependencia.  

El reconocimiento de la situación de dependencia da derecho al acceso de servicios públicos o prestaciones económicas reconocidas en su Plan Individualizado de Atención (PIA), con el fin de cubrir las necesidades y fomentar la autonomía de la persona que sufre alguna de las patologías mencionadas anteriormente.

Para que las personas en situación de dependencia puedan beneficiarse de ello, es necesario acudir a un centro que tenga acreditado los servicios de Promoción de la autonomía Personal. Éstos son los siguientes:

  • Servicio de promoción, mantenimiento y recuperación de la autonomía personal
  • Servicio de habilitación y terapia ocupacional
  • Servicio de estimulación cognitiva
  • Servicio de habilitación psicosocial para personas con enfermedad mental y/o discapacidad intelectual

Para poder acceder a estos servicios, es necesario tener reconocido en el PIA el Servicio de Promoción de la Autonomía Personal y la Prestación Económica Vinculada al Servicio (PEV) cuando se vayan a llevar a cabo en un centro privado. La PEV es una prestación económica de carácter periódico, vinculada a la adquisición de un servicio, con el objeto de contribuir a la financiación del coste, determinado en función del grado de dependencia reconocido y de la capacidad económica de la persona.

ÁREA DE TRABAJO SOCIAL

El/la profesional de trabajo social en un centro de rehabilitación integral, requiere de una formación específica acreditada; debe tener unos conocimientos especializados sobre la enfermedad concreta que padece el paciente, sea el daño cerebral adquirido u otras, para adaptarse a los efectos del diagnóstico y pronóstico y no solo a la situación individual, familiar y social (Olmedo y Aguilar, 2022), por lo que se podría decir que el trabajo social sanitario de neurología es una especialización en el área de trabajo social (Olmedo y González, 2019).

El/la trabajador/a social en este ámbito, desempeña un papel importante a la hora de intervenir en pacientes con daño cerebral adquirido, apoyando y orientando a las personas sobre servicios y recursos de los que puedan beneficiarse para mejorar su calidad de vida y la de sus familiares.

INTERVENCIÓN SOCIAL

Las principales acciones que se desarrollan en un centro de neurorrehabilitación desde el área de Trabajo Social son todas aquellas relacionadas con la intervención llevada a cabo con el paciente y la familia, en relación con su entorno. Destacan las siguientes:

  • Información, orientación y asesoramiento sobre recursos, servicios y prestaciones
  • Información y apoyo en el proceso de tramitación de solicitud del grado de discapacidad y dependencia
  • Coordinación con otros profesionales y/o entidades, tanto públicas como privadas: Servicios Sociales de zona, Centros Sanitarios, Asociaciones…
  • Coordinación con el equipo multidisciplinar para conocer el plan de tratamiento acordado desde el área desde la que se va a realizar la rehabilitación
  • Búsqueda de recursos para derivación a otro centro cuando sea necesario o para complementar.
  • Reuniones con el paciente y/o la familia cuando lo demanden o cuando se considere necesario
  • Registro y seguimiento de los pacientes que perciben PEV.
  • Elaboración de informes sociales cuando sea necesario; para derivación a un servicio, coordinación con otros profesionales, solicitudes de dependencia y discapacidad, entre otros.
  • Gestiones administrativas en coordinación con el área de Administración

El/la trabajador/a social mantendrá entrevistas, presenciales o telefónicas, con el paciente y/o la familia para informar sobre el procedimiento de solicitud del grado de dependencia y/o discapacidad, en caso de que no lo tenga reconocido, así como para informar sobre los servicios y las prestaciones de las que puedan beneficiarse en función del grado de discapacidad reconocido. En todo caso, se derivará al/la trabajador/a social del Centro de Acción Social (CEAS) o centro de servicios sociales correspondiente y se mantendrá coordinación cuando se considere necesario.

Las entrevistas permitirán también obtener información sobre la situación sociofamiliar, situación socioeconómica, estado de salud, etc. de la persona la cual se registrará por si en algún momento fuera necesario elaborar un informe social.

El informe social es un instrumento propio del trabajo social, utilizado, generalmente, para llevar a cabo la coordinación con profesionales externos, derivar a un servicio, para la valoración del grado de dependencia y discapacidad, comunicación con el CEAS correspondiente, entre otros. En este informe se reflejará la situación del paciente detallando la situación sociofamiliar, situación socioeconómica, situación sociosanitaria, y toda aquella información que se considere relevante; la valoración, un dictamen técnico y una propuesta de intervención profesional.

Además del informe social, se pueden emplear, cuando la intervención lo requiera, otros instrumentos propios de trabajo social como la ficha social, para registrar toda la información personal y sociofamiliar del paciente; y las escalas de valoración (como por ejemplo la Escala Apgar, la Escala Gijón, la Escala Zarit, etc.). Los resultados obtenidos tras la aplicación de estas escalas, se incluirán en el informe social y en la ficha social del paciente.

La coordinación con profesionales externos es importante para conocer información del paciente que pueda ser relevante para el proceso de intervención, pero el/la trabajador/a social también juega un papel fundamental en ésta coordinación, a la hora de contactar con servicios, tanto públicos como privados, que en un futuro puedan ser beneficiosos para un paciente, por ejemplo, con las diferentes asociaciones de patologías tratadas en el centro, centros de atención primaria, centros de especialidades u hospitales.

Por último, la coordinación interna, con el equipo multidisciplinar, es fundamental para abarcar todos los aspectos que afecten al proceso de rehabilitación del paciente. Además de llevar un seguimiento del plan de rehabilitación, desde el área de trabajo social se actuará cuando el terapeuta correspondiente perciba o le manifieste la familia una necesidad social.

CONCLUSIONES

La presencia de un/a trabajador/a social es fundamental en los equipos multidisciplinares en el ámbito sanitario, como, en este caso, una clínica de neurorrehabilitación, para abordar el proceso salud/enfermedad de la persona desde el punto de vista social; abordando los problemas sociales derivados de la situación de dependencia en la que se encuentra a consecuencia del diagnóstico.

La comunicación continua y la coordinación con otros profesionales, tanto internos como externos (trabajador/a social del CEAS, del hospital o Centro de Atención Primaria, asociaciones o el profesional requerido en cada momento), realizada desde el área de trabajo social, permite conocer los aspectos más relevantes de la situación del paciente y la familia; lo que permitirá contribuir a la mejora de la calidad de vida a través de la promoción de la autonomía personal.

A pesar de que actualmente la presencia de la figura del/la trabajador/a social en este tipo de centros no es muy conocida, cada vez adquiere mayor relevancia debido al trabajo que se realiza con el paciente que sufre un daño cerebral adquirido, la familia y su entorno.

BIBLIOGRAFÍA
1.- Quezada García, Martha Yolanda, Huete García, Agustín, y Bascones Serrano, Luis Miguel. (2017). Las personas con Daño Cerebral Adquirido en España. FEDACE, 71.
2.- Ríos lago, Marcos, Benito León, Julián, Paúl Lapedriza, Nuria y Tirapu Ustárroz, Javier. (2008). Neuropsicología del daño cerebral adquirido. Manual de Neuropsicología, 307–336.
3.- Torrell, G. (2015). Enfermedades neurodegenerativas. Actualización En Medicina Familiar, 11(7), 374–383. https://doi.org/10.1016/j.vacun.2017.05.001
4.- Romero Vigara JC, Llisterri Caro JL, Turégano Yedro M, Cinza Sanjurjo S, Muñoz González L, Silvero YA, Segura Fragoso A, Santianes Patiño J, García García JL, Benítez Rivero J. Características clínicas y sociosanitarias en mayores de 65 años asistidos en atención primaria. Estudio PYCAF. Med Fam Semer. 2019; 45: 366-374.
5.- J.E. Meca-Lallanaa, S. Martínez Yélamosb, S. Eichauc, M.A. Llanezad, J. Martín Martíneze, J. Peña Martínezf, V. Meca Lallanag, A.M. Alonso Torresh, E. Moral Torresi, J. Ríoj, C. Callesk, A. Ares Luquel, L. Ramió-Torrentàm, M.E. Marzo Solan, J.M. Prietoo, M.L. Martínez Ginésp, R. Arroyoq, M.Á. Otano Martínezr, L. Brieva Ruizs, M. Gómez Gutiérrezt, A. Rodríguez-Antigüedad Zarranzu, V.G. Sánchez-Secov, L. Costa-Frossardw, M.Á. Hernández Pérezx, L. Landete Pascualy, M. González Platasz y C. Oreja-Guevaraaa. Documento de consenso de la Sociedad Española de Neurología sobre el tratamiento de la esclerosis múltiple y manejo holístico del paciente. Sociedad Española de Neurología. Vol. 39. Paginas 196-208. 2023. DOI: https://doi.org/10.1016/j.nrl.2023.06.001
6.- Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia. No. 299 (2006). https://www.boe.es/eli/es/l/2006/12/14/39/con
7.- Olmedo Vega, Verónica y González Aguado, Ruth. (2018). Repensando la intervención psicosocial en pacientes con ictus. Acciones e Investigaciones Sociales, 39. https://doi.org/10.26754/ojs_ais/ais.2018393233
8.- Olmedo Vega, Verónica y Aguilar Idáñez, María José (2022). Guía práctica de trabajo social neurológico. ISSN: 2697-0759 D.O.I.: https://doi.org/10.18239/atenea_2022.36.00
intervención en neurodegenerativasintervención socialtrabajo social sanitario

Celia Martín cepeda
Celia Martín cepeda

Trabajadora social de CIRON; Intervención en el ámbito neurológico con personas en situación de dependencia y/o discapacidad.

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