Hace poco publiqué en mi blog una entrada sobre la imperiosa necesidad que la trabajadora social sanitaria de cualquier institución sea proactiva, es decir, que se anticipe para enfocar los servicios que ofrece hacia la prevención. Mostraba en ella varios posibles indicadores des del hospital o la atención primaria que permitían a la trabajadora social sanitaria ser proactiva a partir de diagnósticos o resultados de diferentes test (barthel, Pfeiffer, y otros) que salgan alterados.
Y también en este mismo blog pedía la necesidad de que las organizaciones se interesaran por conocer a fondo sus funciones y la potencialidad del Trabajo Social Sanitario.
¿Para qué se necesita contar con trabajadoras sociales sanitarias, especialmente en la atención de las personas mayores? Os dejo unos cuantos argumentos:
- Existe un aumento de personas de la 3ª edad, con disminución de la natalidad. Se está invirtiendo la pirámide poblacional.
- Las mejoras sanitarias han cronificado enfermedades que acaban suponiendo un aumento de dependencia y discapacidad en las personas mayores.
- La estratificación en grupos de riesgo (GRD o GMA) muestra una pirámide donde el grupo de mayor riesgo va creciendo. Esto obliga a los hospitales a gestionar el aumento de reingresos de dichos enfermos, muchos de ellos de más de 75 años.
- La incorporación de la mujer al mercado laboral y las mayores posibilidades de ésta, así como otros factores como la crisis económica, los estudios, la maternidad y la paternidad tardía, han provocado un cambio en la red de soporte de las personas de la 3ª edad.
- Sabemos que el 80% de las enfermedades no tienen un motivo orgánico, sino que vienen derivadas por el código postal, más que por el código genético. Una buena forma de enfrentarse a los determinantes sociales de la salud es con el trabajo comunitario, implicando los activos de la salud.
- Se comenta que el modelo catalán de salud es de los mejores del mundo, pero debe mejorar en humanización: horarios de los hospitales (facilitar el sueño del enfermo), analíticas dobles para el médico del hospital y el médico de familia, etc.
- Existe cada vez más la conciencia de que existe un maltrato hacia las personas mayores, pero éste pasa casi inadvertido.
Pero, ¿qué aporta la trabajadora social sanitaria?
- El diagnóstico social sanitario que complementa al diagnóstico médico y de enfermería. Por tanto, aporta un plan de trabajo (conjunto con el resto de personal sanitario) a corto, medio o largo plazo, para afrontar el malestar psicosocial que supone la enfermedad, evitando así múltiples visitas y complicaciones.
- Proactividad: En atención primaria sobretodo, cada vez más las trabajadoras sociales sanitarias empiezan la actividad a partir de listados que estratifican determinados tipos de pacientes (personas con dependencia, niños con discapacidad, ancianos frágiles, pacientes crónicos complejos, etc.) porque saben que un diligente diagnóstico social en determinadas situaciones permite amortiguar el impacto de determinados factores sociales en el curso de la enfermedad y anticiparse a problemas futuros.
- Atención a los determinantes de salud: la trabajadora social sanitaria es experta en trabajo comunitario, dada su formación específica (conocedora de los activos sociales de la comunidad), y debe liderar, o acompañar, al resto del equipo en la aventura comunitaria.
- La planificación al alta: La trabajadora social del hospital* deberá implementar programas de planificación al alta en determinados grupos de pacientes. Esto permitirá proactivamente trabajar el impacto de la enfermedad, tanto en la familia como en el paciente, anticipar las dificultades al alta y por tanto evitar su demora.
- Continuum asistencial: La trabajadora social sanitaria de la atención primaria, conjuntamente con la enfermera gestora, deben ser los profesionales que lideren la coordinación con otros recursos asistenciales, evitando así ingresos innecesarios en hospitales de agudos. Especialmente, la trabajadora social sanitaria de primaria facilitará el plan de intervención de la trabajadora social sanitaria del hospital, quien habrá incluido al paciente, des del momento de su ingreso, en el programa de planificación al alta. La trabajadora social sanitaria deberá participar en la creación de los protocolos y rutas de derivación de enfermos, para que el flujo de pacientes sea más fluido y ágil, evitando que el paciente quede estancado en urgencias.
- Humanización: El trabajador social sanitario será un gran facilitador en la humanización del centro sanitario, por sus conocimientos en el malestar psicosocial de las personas. El paciente y la familia podrán contar con un profesional con el cual pueden compartir emociones y vivencias durante el ingreso (también en la atención primaria), construyendo también así, una imagen más humana del centro sanitario (aumentando la satisfacción de las familias en comparación con otros centros del estado español).
- Formación: Si se cuenta con una trabajadora social sanitaria especializada en personas mayores, se podrá participar en sesiones clínicas dirigidas al resto de personal sanitario sobre la detección de indicadores de riesgo y de malos tratos, de forma que se detecten más las situaciones de vulnerabilidad.
Todos estos argumentos deberían ayudar a entender la figura de la trabajadora social sanitaria, en la primaria, el hospital y los centros sociosanitarios, y contribuir así a la hora de valorar su enorme potencialidad.
* Hace referencia a las profesionales de trabajo social sanitario de cualquier centro sanitario con unidad de ingreso