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Ética, Formación

Tomar decisiones en tiempos revueltos. Bioética y Trabajo Social Sanitario (II)

¿Podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí?
-Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar -dijo el Gato.
-No me importa mucho el sitio… -dijo Alicia.
-Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes -dijo el Gato.

Alicia en el País de las Maravillas

Las trabajadoras sociales sanitarias acompañamos la vida y la muerte. De ahí que la bioética sea fuente de saber para comprender cuáles son los conflictos clásicos en el ámbito sanitario, para identificar aquellos que solo nos atañen y para aprender nuestro rol en el equipo profesional multidiciplinar cuando hay que tomar decisiones complejas. Pero si ya es complejo poder vislumbrar los conflictos éticos en la maraña de sobrecarga asistencial, si ya es difícil hacerse oír por otros profesionales, si a veces elegir entre té o café es una odisea, ¿cómo tomar decisiones liberándonos de la mochila emocional y vivencial?

La Bioética o Ética Clínica se conceptualiza en un momento histórico y social en el que los avances médicos y tecnológicos dibujan un nuevo escenario sanitario. La existencia de tratamientos o pruebas diagnósticas limitadas y el inicio de la crítica social al paternalismo médico, aún a día de hoy imperante, confrontan a la sociedad con una toma de decisiones en relación a la salud y a la enfermedad. A su vez, temas como la limitación del esfuerzo terapéutico, la eutanasia, el aborto o la equidad en el uso de recursos se ponen sobre la mesa y al alcance de la mayoría exigiéndose si no una solución universal, al menos un proceso, un camino, una manera de poder tomar decisiones que tenga en cuenta tanto el bien común como los intereses y valores de las personas implicadas.

La historia interminable

Lucía tiene 26 años. No quiere tener hijos, lo ha sabido siempre. Así que le pide a su ginecóloga una ligadura de trompas porque no tiene tiempo para complicarse la vida con métodos anticonceptivos. Ella, mujer de su tiempo. La ginecóloga le ha pedido explicaciones, sus “porqués” y Lucía ha sonreído amablemente y ha hecho mutis por el foro.

La médica no lo tiene nada claro. ¡Cómo la va a dejar estéril, si es joven, se va a arrepentir, ser madre es lo más bonito que puede hacer una mujer, el amor de un hijo no se compara con nada, aún tiene muchos años por delante para decidir! Pero sabe que anteriormente la sanidad pública se ha negado a realizar este tipo de intervenciones y se ha generado polémica. La decisión se tiene que tomar de manera oportuna.

Así que ahí estáis en la sala de reuniones, más de la mitad de personal del centro: médicas, enfermeras, trabajadoras sociales, psicólogas, el técnico del SEM, el párroco del barrio (siempre le invitáis a estos procesos, tiene siempre muy buenas ideas), el representante de la plataforma de asociaciones y la Sra. Cucurull (es la “paciente experta”, como ella misma se define).

Todos y cada uno de los presentes expone sus ideas, al principio todo parece ordenado. Se respetan los turnos de palabra. Poco a poco se eleva el tono de voz, se pisan los comentarios, convergen temas diversos, y se empieza a dar vueltas. Y más vueltas. En una historia interminable donde todo es posible pero nada se materializa. Porque a tomar decisiones se llega con competencias personales y profesionales y habiendo aprendido un método que marque el camino. Aunque el camino sea incierto y en el destino no haya puerto seguro.

Y llegó la Bioética

El término Bioética fue propuesto por el bioquímico y especialista en investigación oncológica Van Ressenlaer Potter en un artículo titulado “Bioética, la ciencia de la supervivencia”. Y pese a poder señalar en el tiempo el momento exacto en el que se empieza a usar el término así como se puede enmarcar la Bioética modulada por las distintas corrientes de la filosofía moral, esta disciplina surge por un hecho concreto y aislado. En realidad, la Bioética es el resultado de la confluencia temporal de hechos diversos y de un escenario cada vez más tecno-científico que generaron malestar social: la experimentación con seres humanos, la creación de tratamientos médicos limitados, el desarrollo de los derechos y deberes de los pacientes

Los grandes principios de la Bioética (Beauchamp y Childress, 1999) y la inauguración de centros de estudio específicos crearon el espacio oportuno para la reflexión y el desarrollo de esta ética aplicada tan incipiente.

La Bioética plantea un contexto, un escenario, un espacio donde cuestionar y analizar con perspectiva filosófica. Se aleja por tanto del camino previo de la filosofía en el que quería dar respuestas a las grandes preguntas hacia la creación de herramientas reflexivas y competencias para razonar que ayuden en la toma de decisiones. También se libera de los velos de las religiones para aportar una visión laica, multidimensional y multidisciplinar.

Aprendiendo a deliberar

La Bioética como disciplina aporta conocimientos teóricos sobre modelos y corrientes éticas y filosóficas, aspectos de buenas prácticas en distintos contextos sociales o sanitarios, claves para la reflexión y desarrollo de capacidades personales y profesionales y apuntes en relación a la legalidad actual y los límites que podría marcar.  Como metodología facilita la detección de conflictos éticos, la puesta en marcha de herramientas y recursos personales y orienta en la deliberación racional para alcanzar soluciones prácticas en casos concretos o a prever su abordaje en situaciones comunes.

Los distintos autores clásicos de la Bioética nos propusieron métodos para tomar decisiones: el principialismo de Beauchamp y Childress o el casuismo de Jonsen, Siegler y Winsladen. Pero según pasan los años otras propuestas nos ofrecen nuevas herramientas. El proceso deliberativo sería un ejemplo (Gracia, 2001). La deliberación huye de la creación de normas universales o códigos de conducta aunque favorece un marco de respeto mutuo pues parte de un diálogo, de una comunicación efectiva entre personas que podrían tener ideas, constructos o valores distintos. Nos permite aplicar la ética del cuidado, escuchar las voces de las mujeres filósofas tantas veces acalladas (De Miguel, 2021). La deliberación no es sinónimo de toma de decisiones sino que se define como el método, el camino, el proceso a seguir para clarificar una situación que genera un malestar ético.

Será conociendo y compartiendo un proceso que la reunión multidisciplinar sobre el caso de Lucía no se convertirá en una jaula de grillos. Por cierto, ¿tú qué hubieras argumentado?

Referencias bibliográficas
Beuchot, M. (2014) La filosofía en el siglo XXI, algunas corrientes. Estudios, 111(12), 65-81.
Beauchamp, T. y Childress, J. (1999) Principios de ética biomédica. Masson.
De Miguel, A. (2021) Ética para Celia. Penguin Random House.
Gracia, D. (2001) La deliberación moral: el método de la ética clínica. Medicina Clínica, 117(1), 18-23.
Jonsen, A., Siegler M., y Winslade, W. (2005) Ética clínica. McGraw-Hill.
Potter, V.R. (1970). Bioethics, the Science of Survival. Perspectives in Biology and Medicine, 14(1), 127-153.
Ramsey, P. (2002) The patient as person. Yale University.
Reich, W.T. (1995) Encyclopedia of bioethics. Simon & Schuster Macmillan.
Torralba, F. (2002) Ética del cuidar. Fundamentos, contextos y problemas. Mapfre.
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